Patologías de la Evaluación (Miguel Santos Guerra )
•Sólo se evalúa al alumno. No parece concebirse el currículum sin la evaluación del alumno. Esta ineludible
necesidad de evaluar al alumno, que no se aplica a otros elementos del
currículum, se persiste en la idea que el resultado es producto de su
capacidad o su falta de esfuerzo, si fracasa sólo él deberá cambiar. Se
le compara con otros , sin saber si se evalúan sus capacidades. Se dejan
fuera muchos responsables del proceso
•Se evalúan solamente los resultados.
Sin eludir la importancia de este componente del proceso evaluador,
debemos considerar que los resultados están supeditados a muchos
factores que constituyen por sí mismos objeto de evaluación. Importa
también el cómo se llega a los resultados, con qué ritmo, a qué precio,
con qué medios, para qué fines, etc. Una evaluación que analiza sólo
resultados va acompañada de imprecisión, imparcialidad y malversaciones.
•Se evalúan sólo los conocimientos.
No se puede rechazar el aprendizaje de conocimientos porque son
necesarios para articular el pensamiento, para adaptarse a la realidad y
poder manejarla. Sin embargo existe otra serie de pretendidos logros
que no se contemplan en el proceso evaluador: actitudes, destrezas y
valores, que constituyen aspectos educativos relevantes.
•Sólo se evalúan los resultados directos preestablecidos. La
evaluación de la enseñanza debe tener en cuenta tanto los resultados
que se buscan como los que se van dando a lo largo del desarrollo
curricular, así se deben considerar los efectos laterales, secundarios e
imprevistos, siendo éstos en ocasiones mucho más importantes que los
resultados buscados directamente en el proyecto
•Se evalúa principalmente la vertiente negativa.
La práctica evaluativa del docente está marcada por las correcciones.
Esto supone un desequilibrio de perspectiva que lleva a los responsables
de la evaluación a describir problemas y deficiencias, más que a
resaltar valores y logros. Una evaluación rigurosa requiere un
tratamiento holístico de los fenómenos y de los productos
•Sólo se evalúa a las personas.
Es un error someter a los alumnos, profesores o coordinadores a una
evaluación que tenga carácter conclusivo, sin tener en cuenta las
condiciones, los medios, los tiempos, los contextos, pues no sólo los
individuos son los responsables de un proceso o un resultado. Hay que
contemplar cuáles son los medios con los que cuentan, las condiciones en
las que trabajan y los contextos en los que se mueven.
•Se evalúa descontextualizadamente.
La actuación de un alumno podrá ser atendida e interpretada justamente
en el marco de innumerables redes codificadoras que se producen en el
sistema del aula.
Al evaluar se deben establecer los criterios respetando la realidad,
los fenómenos complejos y la dinámica de integrar todo , sólo así los
resultados tendrán auténtico significado.
•Se evalúa cuantitativamente. Se
nos ha programado para pensar que una nota alta o baja es un indicador
claro , de cuánto ha progresado el alumno, pero deja fuera varios
aspectos .
No permite contemplar cuestionamientos que tienen que ver con el cómo
aprende el alumno, cómo relaciona lo aprendido, para qué le sirve, cómo
integra los nuevos conocimientos a los ya asimilados, cómo es su actitud
hacia el aprendizaje, etc.
•Se utilizan instrumentos inadecuados.
Los instrumentos en curso para realizar evaluaciones son casi en su
totalidad estáticos, cuantificadores y descontextualizados. Los
instrumentos usados entregan información parcial del proceso o están mal
diseñados. No evalúan lo que nosotros pedimos. Un instrumento de valoración con la pretensión de ser objetivo generalmente está cargado de subjetividad y arbitrariedad .
•Se evalúa cuantitativamente. Se
nos ha programado para pensar que una nota alta o baja es un indicador
claro , de cuánto ha progresado el alumno, pero deja fuera varios
aspectos .
No permite contemplar cuestionamientos que tienen que ver con el cómo
aprende el alumno, cómo relaciona lo aprendido, para qué le sirve, cómo
integra los nuevos conocimientos a los ya asimilados, cómo es su actitud
hacia el aprendizaje, etc.
•Se utilizan instrumentos inadecuados.
Los instrumentos en curso para realizar evaluaciones son casi en su
totalidad estáticos, cuantificadores y descontextualizados. Los
instrumentos usados entregan información parcial del proceso o están mal
diseñados. No evalúan lo que nosotros pedimos. Un instrumento de valoración con la pretensión de ser objetivo generalmente está cargado de subjetividad y arbitrariedad .
•Se evalúa de forma incoherente con el proceso de enseñanza-aprendizaje.
La evaluación debe ser coherente con el proceso seguido y debe estar
regida por él y no a la inversa. La incoherencia se establece por
ejemplo, cuando se realiza un aprendizaje por comprensión y luego se
aplica una prueba de carácter memorístico, rígido y repetitivo, o cuando
un proceso de enseñanza basado en la explicación oral, se cierra con un
examen escrito, o un modo de trabajo en grupo, concluye en una
evaluación individual, o un proceso de enseñanza que atiende el
desarrollo integral del alumno, acaba con una evaluación preocupada por
los conocimientos adquiridos.
•Se evalúa competitivamente.
Es común que los profesores repitan una y otra vez sus esquemas de
evaluación y que los alumnos se preocupen de saber cuál es la costumbre
evaluadora del profesor. Si un curso, por ejemplo, consta de cinco
materias, el alumno tiene que someterse a cinco proyectos diferentes de
evaluación. Existen referencias,”mejor que “, Menos que”, “El Mejor” , el más flojo”, El éxito consiste en aventajar al mejor.
•No se evalúa éticamente.
La evaluación puede convertirse en un instrumento de opresión. En este
caso, el proceso de enseñanza-aprendizaje se articula más en función de
los resultados que en función de la riqueza y profundidad del saber, y
se corre el riesgo de la manipulación y el sometimiento del alumno. La
hora de la verdad es la hora de la evaluación, no la del aprendizaje.
•Se evalúa para controlar.
La evaluación en la educación no es educativa, no mejora el proceso, se
cierra sobre sí misma y constituye el punto final. No se aprovecha la
riqueza potencial que lleva en su interior. En general los alumnos y los
profesores cometen los mismos errores año tras año.
•No se hace autoevaluación.
La autoevaluación es un proceso de autocrítica que genera unos hábitos
enriquecedores de reflexión sobre la propia realidad. En la práctica
educativa no se realiza, ni se instruye al alumno sobre la forma de
realizarla, ni se le invita a ponerla en práctica. Las razones de esta
omisión son muy variadas, pero la más común entre los docentes es que
los alumnos carecen de la experiencia necesaria para autoevaluarse y que
los alumnos no tienen capacidad suficiente
•No se practica la evaluación continua. La evaluación continua no significa el examen continuo, ni el examen de recuperación. La evaluación continua significa recoger información continuamente
con instrumentos variados y versátiles sobre el aprendizaje de los
escolares con el fin de ir adecuando el proceso a las necesidades
educativas.
•No se aclaran las condiciones de evaluación.
Muchos alumnos no son conscientes de lo que deben de aprender para
aprobar, simplemente porque nadie se lo ha comunicado. No se hacen
explícitas las reglas del juego.
•No se hace metaevaluación.
Es decir no se somete a evaluación la propia evaluación. El análisis
que estamos haciendo de la práctica evaluativa actual nos demuestra que
el proceso de evaluación es muy complejo. En cualquiera de sus
vertientes se encierran trampas, riesgos, deficiencias. Esto hace
imprescindible establecer criterios que permitan evaluar los mecanismos
de evaluación.
FUENTE: SANTOS GUERRA....PATOLOGÍAS DE LA EVALUACIÓN
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